Titulo: Casas vacías.
Autora: Brenda Navarro.
Editorial: Sexto piso.
Fecha de publicación: Enero 2019.
La maternidad, que casi siempre asociamos con la felicidad, también puede ser una pesadilla: La de una mujer cuyo hijo desaparece en el parque donde estaba jugando, y la de aquella otra mujer que se lo lleva para criarlo como propio.
Ubicada en un contexto de profunda precariedad física y emocional de estas dos mujeres, madres del mismo niño -un niño que primero se llama Daniel y que después será reubatizado como Leonel- y madres, además de un mismo vacio, nos confronta con las ideas preconcebidas que tenemos de la intimidad, las violencias familiares, la desigualdad social, la soledad, el acompañamiento, el cuidado, la culpa y el amor.
Casas vacías fue el boom literario de hace unos años, el libro se autopublicó y se podía conseguir de manera gratuita en internet, fue tanto el impacto que en el 2019 editorial sexto piso se hizo con los derechos de la historia para que por fin se pudiera conseguir de la manera tradicional y en papel, fue así como esta obra que se había convertido el favorito de muchos por el boca en boca tomó más terreno en el mundo editorial convirtiéndose en un gran éxito. Fue por el mismo boca en boca que yo conocí esta novela y desde que me contaron de que iba y me la describieron como una tormenta de emociones sin duda me urgía leerla de ya.
Desde la sinopsis de esta novela nos cuenta la crudeza de esta historia, un día una madre pierde a su hijo de tres años en un parque, y desde ese día todo es gris para ella, todo ha perdido sentido y la culpabilidad la come hora tras hora, sus relaciones con su esposo y familiares va cada vez más en decadencia al igual que ella, lo único que quiere es saber que pasó con su pequeño Daniel, en donde esta, esta vivo o esta muerto, la dude la carcome. Y también tenemos el punto de vista de otra madre, la que siempre ha querido un bebé, que ha pasado por un infierno para poder convertirse en madre pero que no lo consigue, hasta el día que se ve parada enfrente de una gran oportunidad, una que podría a llegar salvarle de la amargura en donde se esta hundiendo, toma al niño y corre huyendo, ahora tendrá que lidiar con esta nueva etapa, esta maternidad que siempre anhelo pero de la que no conoce nada.
"Me faltan kilos, me sobran ropa, personas, horas. ¿En que momento me darán ganas de ir y tirarme por la ventana? Quizá deba admitir que la tristeza me acomoda porque soy egoísta."
Dos voces fuertes hablando de la maternidad, del machismo, de la violencia que viven día con día, el libro esta cargado de situaciones que no son para nada desconocidas o ajenas al mundo femenino, a los problemas que llegan a enfrentar todos los días. Brenda Navarro nos habla del mundo de las mujeres, de una manera cruda, real y pinche violenta. En ambos puntos de vista de la novela me vi confrontado a las expectativas que llegamos a tener con las mamás en donde no les permitimos ser más que eso, tanto que llegan a desaparecer ser mujeres, ser ellas.
Algo que también me brincó de la novela o pude detectar fue sobre la desaparición del niño, todos sabemos que aquí en México desaparecen personas todos los días y que hay casos abiertos en todo momento y unos nunca se llegan a resolver, podemos leer en esta historia el lío que es hacer una investigación sobre una desaparición y que no dudo ni tantito que las cosas que pasan en el libro estén alejadas de nuestra realidad, la familia de Daniel se queda estancada, esperando que en algún momento la policía o alguien les de una respuesta, que incluso la misma autoridad les menciona "No pues vaya a poner carteles con su foto a la colonia". Fue algo que si con un niño que es una persona a la que no lo pueden agregar a alguna narrativa como narcotrafico, delincuencia organizada e incluso el típico ¿Pues que traía puesto, por qué estaba sola, estaba borracha? que dicen de las mujeres, para dar carpetazo y aún así se topaban con pared solo llegaba a imaginar el calvario que es para las familias de los desaparecidos en el país.
Los dos lados de la historia además de destacar cada una por verse en diferentes situaciones tanto económicas y sociales también son diferentes en su escritura que expresan sus diferentes personalidades, una expresando por partes su tristeza, pareciendo que cada párrafo fuera un respiro que le costara tomar y del que salieran sus ideas y otra siendo un torrencial de palabras, sacando todo lo que se ha guardado, fue algo que hizo mucho click para mi y que funciona perfectamente.
Casas vacías y sin duda una lectura recomendada al 100% donde tenemos estas dos personajes que sin duda no dejaran a nadie indiferente, la crudeza de la narración, la amargura que se llega a presentar encajan muy bien a el ambiente que llegamos a sentir, aunque el final queda algo, por no decir MUY abierto es de esos que invitan al lector a darse o jugar con la historia y que cada quién saque sus conclusiones.
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